jueves, 18 de noviembre de 2010

La Negociación en el tejido social intermedio


Con tantos dislates y disparates con que nos sobresaltan a diario los funcionarios mediáticos en la Argentina, algunas palabras que designan realidades profundas e importantes para cualquier nación, van siendo relegadas al olvido de la mass media, y por ende, de la agenda de los consumidores de información.

Uno de estos conceptos es el de “tejido social intermedio”. Este puede definirse como el conjunto de relaciones, grupos, instituciones y organizaciones en cuyo espacio concreto se encuentra enmarcado y se desarrolla un individuo.

El tejido social consigue articular los servicios educativos, recreativos, culturales y de economía social de los centros, a las necesidades y demandas reales de las personas, pues se trata de un modelo de abajo arriba en el que los ciudadanos proponen y dan forma a sus propias iniciativas.

Estas iniciativas frecuentemente adoptan las formas societarias de Asociaciones, Fundaciones o Cooperativas, y las hay de todo tipo, pues las mismas se pueden focalizar en una realidad concreta, en una carencia o en una ventaja competitiva de la propia comunidad.

Una de las ventajas competitivas nacionales -no como erróneamente se piensa en el gobierno como propias- el famoso “viento de cola” que empuja y motoriza gran parte de la economía real, es el resurgimiento de la Argentina como productora de alimentos y por ende, exportadora de agua, proteínas, etc.

Si bien el gobierno tiene sus propios organismos, es en definitiva el tejido social intermedio el que se organiza efectivamente y fomenta sus actividades.

Quizás Usted, que me está leyendo, no conozca la existencia del INAI, que no es El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (I.N.A.I), creado por la Ley Nº 23.302, organismo gubernamental, sino la Fundación Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales.

Creado en 1999, uno de sus objetivos primordiales es “Fortalecer la capacidad negociadora argentina para mejorar su inserción internacional”.

Los invito a visitar su sitio, en el siguiente vínculo:


Si no puede visualizar el hiper-enlace, copie en su explorador:


¡Qué bueno es saber que el tejido social intermedio está vivo y no dependemos de los gobernantes de turno!
¡Sigamos construyendo la Argentina desde abajo hacia arriba!



sábado, 13 de noviembre de 2010

Un fracaso alentador

A pesar de los desacuerdos, al mundo le interesa que el G-20 siga existiendo

WEI GU

NEGOCIOS - 14-11-2010
Estados Unidos llegaba a Seúl esta semana pareciendo el malo de la película. Al poco tiempo, era una inflexible China la que se veía atacada. El G-20 no ha avanzado mucho en temas como los desequilibrios comerciales y las monedas mal alineadas, pero ese no es motivo para no volver a intentarlo. Ambas superpotencias, especialmente China, se benefician del incómodo escrutinio que se genera.

Sigue teniendo sentido que los 20 países más grandes se reúnan. El G-7 solía ponerse de acuerdo más a menudo, pero no incluía a las economías emergentes, que representan el 80% de la población mundial. El otro foro de debate multilateral importante, el Fondo Monetario Internacional (FMI), sigue sin contar con la confianza de algunos países asiáticos por su muy condicional apoyo tras la crisis de 1997.

Es verdad que los distanciamientos ideológicos no pueden superarse en 24 horas. Fijémonos en la política exterior: a Estados Unidos le gusta dar consejos a otros países. Pero China aborrece que se crea que se doblega ante los extranjeros. Los dirigentes chinos son ingenieros taciturnos que carecen de las dotes de persuasión necesarias para deslumbrar en el escenario mundial (a diferencia del presidente estadounidense, Barack Obama, un ex abogado experto en retórica).

Pero China sí que responde a las presiones del G-20, aunque sus políticos digan lo contrario. Dos días antes de la reunión de Seúl, permitía que el yuan se revalorizase más que en ningún otro momento desde 2005, dando su brazo a torcer ante la principal crítica hecha por otros países del G-20. De forma análoga, en junio ponía fin inesperadamente a su paridad cambiaria con el dólar, unos días antes de la cumbre del G-20 en Toronto. Pekín odia que le amenacen, pero no quiere quedarse aislado.

Donde puede que le vaya mejor al G-20 es en su función de campo de entrenamiento para China en su papel de superpotencia emergente. Hay mucho que aprender. Mientras que la Administración estadounidense mantuvo numerosas reuniones informativas en Seúl, China celebró una única conferencia de prensa más bien tensa. Y mientras los ayudantes de Obama elogiaban las conversaciones con los chinos calificándolas de esperanzadoras, el presidente Hu refunfuñaba por la falta de políticas responsables de los emisores de moneda de reserva.

Los escépticos sostienen que el G-20 es en realidad un G-2. Es posible, pero por ahora sigue siendo el único sitio donde los dos países que generan grandes desequilibrios deben reunirse en igualdad de condiciones con los países que sufren por culpa de ellos. Y aunque eso solamente sirva para exponer a las economías en auge a un debate abierto y a la diplomacia de las superpotencias, al mundo le interesa que la cumbre siga celebrándose. -

jueves, 11 de noviembre de 2010

MÁS COMPROMISOS QUE ACUERDOS EN LA CUMBRE DEL G-20

SEUL, 11 (ANSA)- "La cumbre del Grupo de los 20, que comenzó hoy en Seúl, se perfila hacia un mero compromiso y no a un acuerdo sobre los desequilibrios comerciales y la denominada "guerra de monedas", debido a la falta de avances en el diálogo bilateral Estados Unidos-China, que encabezan el debate.
    No obstante, según fuentes diplomáticas en Seúl, es posible que de la cumbre surja aprobación a las nuevas reglas financieras puestas a punto por el Consejo de Estabilidad Financiera, que preside el titular del Banco de Italia, Mario Draghi.
    Según las fuentes, el tema de los desequilibrios comerciales parece destinado a una postergación, con un mandato para que los ministros de Finanzas definan las guías del debate en el seno del G-20, integrado por el G7 (industrializados), la Unión Europea y naciones en desarrollo como China, India y Brasil.
    Sobre la "guerra de monedas", no parece que la declaración final pueda ir más allá de lo que el mismo G20 resolvió en octubre pasado, en cuanto a no aplicar devaluaciones extremas y confiar más en el juego del "libre mercado".
    Tras la crisis iniciada en 2008 con las hipotecas impagas en Estados Unidos, el mundo vive una recuperación despareja, en el marco de ajustes fiscales en algunos países y salvatajes al sistema financiero global. Todos los países quieren vender pero a su vez no quieren comprar, en un juego de "devaluaciones competitivas" para favorecer las exportaciones.
    Luego de la cena de apertura de los jefes de estado y de gobierno, celebrada hoy por la noche, los coordinadores de cada país volvieron a las tratativas, aunque con la sensación de que varias cuestiones pasarán a Francia, que asumirá la presidencia temporal del G20 en esta cumbre de Seúl."

A primera vista pareciera que el mundo se encuentra en una típica y sencilla opción negociadora: cooperar o ganar-perder. También podría pensarse que el único camino posible para que el mundo no se encamine -como lo predijo esta semana el saliente presidente Lula da Silva- a una quiebra general, es la cooperación.
Sin embargo, la economía y la política internacional, no son susceptibles de un análisis sencillo. Existen muchos factores, circunstancias y bloques que impiden una real cooperación. En este breve post solamente listaremos diez de ellos. Cada uno merecería un análisis especial como factor de negociación antes de reunirlos en un escenario único:

1.       La Hegemonía de la República Imperial, puesta en la picota
2.       La Unión Europea y sus permanentes desequilibrios, no solamente económicos
3.       Los BRIC (países emergentes: Brasil, Rusia, India y China) que con esa sigla que nos recuerda a un ladrillo inglés, desean destronar la hegemonía de los número uno y dos.
4.       El Islam, mirado como una amenaza geopolítica fundada en una teocracia, que ya es potencia nuclear (en cuanto al armamento nuclear, igual que Israel, aunque esto sea un secreto a voces).
5.       Los problemas de los países exportadores e importadores de materia prima, agua (aún aquella transportada y disimulada en alimentos), mano de obra y tecnología, cada cual con  necesidades distintas, no siempre complementarias.
6.       El capital internacional, que sigue fingiendo que el dinero no es estéril y lo sigue “reproduciendo” esquemáticamente en base al cobro de  tasas de interés y otros viejos mecanismos.
7.       El problema de cómo conseguir “buenos riesgos” para permitir a su vez invertir el nuevo capital “empollado” por el interés y recomenzar el ciclo; intereses de intereses.
8.       La servidumbre que impone a países, grupos e individuos el interés del dinero y la imposibilidad de la mayoría de sacudirse tal yugo, instrumentado de mil maneras: desde la formación de una cultura materialista y consumista al combate sistemático de los verdaderos valores de la humanidad.
9.       Los acuerdos realizados en la sombra para mantener el statu quo que hace posible el orden mundial plasmado en el viejo adagio: “remember the golden rule: who has the gold, makes de rules”.
10.   Otros grupos de gran influencia internacional, que el gran público, influido por la mass media, los contempla como parte del folclore de noticias y ya casi no toma en serio su existencia, ya se llamen Bilderbergers, Sionismo, Masonería, Petroleros, Productores de oro,  o cualquier otra forma de concitar voluntades de minorías poderosas,  que además de auto protegerse, buscan una mayor cuota de poder en el escenario mundial.