domingo, 4 de diciembre de 2011

Como se pide, o un solicitado comentario acerca del post anterior.


El título y el contenido del artículo “El coaching ontológico como toxina”, me ha deparado muchas sorpresas, pedidos de aclaración o rectificación, y la posibilidad de utilizar el material del mismo en un proyecto de investigación a ser publicado con referato.
Al respecto, véase una versión adelantada de dicho proyecto con el título “El Coaching Ontológico y sus relaciones con la Negociación Contemporánea”, en el siguiente vínculo:


A propósito, debo decir que he quitado del título la palabra “toxina”, en homenaje a mi querido amigo y discípulo, el Prof. J.P. Rico, tal cual su post en el siguiente vínculo:


La estructura conceptual del post de mi autoría.

Mi intención, desde el comienzo, fue escribir un artículo científico, si bien a la Negociación, como transdisciplina, la considero como algo que todavía no ha llegado al status de “ciencia” en sentido lato.

Sin embargo, ya desde hace más de 20 años, cuando comencé a enseñar e investigar acerca de la Resolución de Conflictos, no sólo me preocupé del aspecto metodológico (que comentaré oportunamente), sino también de los supuestos científicos que orientaban la praxis de la Negociación.

Prosigo en ese camino, ya que considero que para que la Negociación se transforme en una ciencia, debo comenzar por la cabeza.

Por ello, es preciso aclarar que existe un consenso casi universal acerca de en qué consiste “hacer ciencia”, incluyendo esta actividad usualmente:

  1. Una posición tomada respecto de la Filosofía de la Ciencia y de la Epistemología, lo que nos lleva inevitablemente a asumir una postura filosófica en general, que abarque la metafísica y la ontología, considerada esta en su sentido clásico de “la rama de la filosofía que estudia al ser en cuanto ser”, (y no como la menciona Maturana, por analogía, descartando a priori la perspectiva metafísica).
  2. Un Marco de referencia, que postule la posibilidad del conocimiento científico y sus condiciones básicas, y que permita tomar decisiones racionales.
  3. La consideración de los métodos científicos a utilizar: inductivo, deductivo; hipotético deductivo (Popper).

Por otra parte, hacer ciencia significa poder realizar (acotado a su objeto de estudio) las siguientes operaciones básicas:

  • Postular Teorías y Leyes que permitan aproximaciones sucesivas a la realidad objetiva, describiéndola en beneficio de la comunidad científica, y predecir resultados con un sesgo probabilístico aceptable.
  • Confrontar dichas Teorías y Leyes con los resultados obtenidos, constituyendo esto un proceso crítico y siempre provisorio, como lo piensa Mario Bunge. En efecto, para él, el conocimiento del mundo es provisional e incierto, pero postula sin embargo que la realidad existe y es objetiva.
  • Bajar” dichas teorías a un entorno de la praxis propia de cada disciplina, utilizando para ello diversas metodologías y herramientas.

La Negociación Contemporánea.

He acuñado este término para distinguirlo de diversas etiquetas sobre la Negociación, que sólo hacen referencia a una metodología: ganar-perder, ganar-ganar, estilo soviético o cualquier otra que se haya utilizado.
Esto lo he realizado con el deliberado propósito de contribuir a elevar a la Negociación a una mayor categoría científica.

Es por ello que desearía glosar en particular mi propia postura frente a la Filosofía de la Ciencia, y qué significa “hacer ciencia” en este contexto particular. Todo aquello que no coincida con este esquema presentado, que va de lo general a lo particular, de lo más importante (la filosofía) a lo accesorio (la praxis), sin duda producirá “ruido”, y no será coherente con esta postura, aunque perfectamente respetable como opinión individual.
La cuestión para el tercero que lea esto será: ¿cual será la episteme (ἐπιστήμη =conocimiento) y cuál la doxha (opinión)?

  1. En primer lugar, respecto de la Filosofía de las Ciencias, asumo la postura filosófica del Neo tomismo: el realismo moderado, y con él afirmo:

    1. La realidad existe de manera independiente de la mente humana (tesis ontológica de realismo).
    2. La naturaleza es regular, en una medida (tesis ontológica de legalidad).
    3. El ser humano es capaz de comprender la naturaleza (tesis gnoseológica de inteligibilidad).
    4. La posibilidad del conocimiento se produce principalmente a través del uso de la Lógica Mayor y Menor, y del Análisis Matemático, los cuales siempre hacen referencia a la validez de los juicios y a la verdad o falsedad de los mismos (no si dichos juicios son poderosos).

  1. En segundo lugar, como científico católico, afirmo que no existe una dicotomía entre Fe y Ciencia (Cf. Fides et Ratio). Por lo tanto, puedo tomar como punto de partida cierto que:
    1. El único ser del cual se puede predicar que realmente es creador es Dios, quien por definición trae a la existencia todas las cosas y las sostiene con su pensamiento.
    2. El hombre, hecho a imagen y semejanza de su Creador, sólo puede crear combinando elementos ya creados, y por supuesto, no puede crearse ni reinventarse a sí mismo, ni al mundo, por medio del lenguaje. Asimismo, este último pensamiento es destructivo de la persona humana, ya que engendra la ilusión de autosuficiencia, y luego de auto referencia.
    3. Siguiendo este pensamiento en términos ontológicos, el Hombre nace con una naturaleza ( no es una rana ni un pájaro, seguramente por más que se auto convenza de otra realidad, terminaría estrellado contra el piso cada vez que intentara volar). El ser persona significa llevar al acto todas la potencias propias de su naturaleza, no otras. Y este es su verdadero crecimiento como ser humano.

  1. En tercer lugar, afirmo que toda praxis en la Negociación, puede considerarse (no importa a qué escuela pertenezca) incluida en las siguientes características:

    1. Toda metodología es influida por la cultura de los sujetos participantes en el conflicto. Es por ello que la preceptiva adecuada para una cultura deberá ser adaptada o descartada en otro contexto cultural, so pena de un fracaso metodológico.
    2. Toda metodología en Negociación, sea de la Escuela que fuera, se basa en la producción de conductas inductivas hacia los otros jugadores, las cuales se apoyarán en técnicas psicológicas diversas (Disonancia Cognitiva, Mirroring, Clean Language, etc.) o directamente en la vieja y conocida actividad de la persuasión.
    3. Todo el proceso de la Negociación entre “n” jugadores, transcurre simultáneamente en dos Reinos o Dominios: el Racional, donde tienen lugar actividades referentes a los intereses, las capacidades y el ejercicio del poder; y el Relacional, donde la dupla percepción-comunicación juega un rol fundamental, acompañada por otros elementos: emociones, valores y prejuicios. Es precisamente allí, donde el herramental del coaching , incluidas las famosas competencias conversacionales, resulta valioso y de utilidad para un resolutor de conflictos.

A modo de conclusión

Hubiera resultado del todo imposible contestar punto por punto todas las críticas así como los aportes recibidos de distintos negociadores y coaches.
Sin embargo, quiero agradecer especialmente los aportes bibliográficos y su labor de relatora en el Taller metodológico que tuvo lugar en la Universidad del Salvador en la persona de la Dra. Alicia Rodríguez, de los investigadores del CONICET Dres. Verónica Moreno y Pablo Forni, y aunque ya mencionado, muy especialmente al Dr. Juan Pablo Rico, quien me dedicó en su propio blog un extenso post.

Continúo pensando respecto del Coaching Ontológico, que desde la Filosofía de las Ciencias deja mucho que desear, ya que ha construido un camino donde no hay posibilidad de certezas. Una vía muerta para la Ciencia.
Hubiera preferido, aún pensando muy distinto, que Maturana y demás mencionados en el post volcaran su enorme talento intelectual a alguna otra corriente del método científico, antes que expresar: “...en vez plantear cómo son las cosas, escogimos hablar de cómo interpretamos que son” (Echeverría).

Sigo afirmando que su rico herramental puede y debe ser aprovechado en la praxis de la Negociación, pero no se puede ni debe confundir metodología con conocimiento científico. Y esto que acabo de afirmar es tan válido para el CO como para la Negociación, aunque la Negociación, cronológicamente hablando, le lleva años de ventaja al CO, y por ende, más pensamiento dedicado al tema.

Por último, reitero mi esperanza de que algún día la Resolución de Conflictos en general, y especialmente la Negociación, alcancen el status de ciencia.
Quizás mis desvelos sobre la Negociación Contemporánea aporten un pequeño grano de arena a tan formidable objetivo.