¿Cuál hubiera sido la mejor táctica
para hacerse del control de la situación, o al menos equiparar la dinámica del
poder?
Noticia de La Nación, periódico
diario, número correspondiente al 7 del
corriente
BERLIN (De una enviada especial).- Rígida,
provocadora, simple. Marcó los tiempos. Preguntó, testeó, aceptó las
diferencias. Mostró poder.
Angela Merkel tomó la delantera en el almuerzo
con Cristina Kirchner y fue directo al tema del que quería llevarse una
definición. Ya sabía la respuesta, pero igual preguntó.
Fiel representante de un gobierno que lleva una
política militante respecto del reclamo del pago de la deuda argentina con el
Club de París, la líder alemana mostró las garras desde el comienzo. Fue al
grano y le preguntó a la Presidenta cómo pensaba cancelar la deuda. Se llevó la
respuesta de Cristina Kirchner de su voluntad de negociación, algo que ya había
hecho público el Gobierno. Un primer avance para provocar alguna reacción.
Pero Merkel no se quedó ahí. También sabía la
posición oficial de resistencia al Fondo Monetario Internacional. Y no le
importó. Volvió a preguntar qué pensaba la Presidenta sobre el organismo
internacional. Fue su manera más explícita de marcar el interés de su gobierno
de cerrar un acuerdo que, para ella, deberá incluir al FMI.
Dos asesores le alcanzaban papeles, le aportaban
datos y ella tomaba nota. Todo en medio del almuerzo. Volvió a insistir ante la
jefa del Estado para apurarla a tomar una postura. "Es una mujer que sabe
manejar muy bien el poder", la definió uno de los asistentes al almuerzo
ante LA NACION, sorprendido de la rigidez, tenacidad y vehemencia con la que la
dama alemana le hablaba a la Presidenta para sacarle una definición.
Fue por su impronta que la comida con Cristina
Kirchner se transformó por momentos en un duelo cordial. Y si bien en la
comitiva argentina pusieron énfasis en destacar que la Presidenta le había
retrucado a algunas presiones de la canciller con su queja por ampliar la
exportación de carne, también reconocían que había sido Merkel la que buscó
testear a la jefa del Estado y llevarse una impresión más certera de la
verdadera intención oficial de cancelar sus compromisos con el Club de París.
El encuentro derivó así en una negociación. "Hubo temas que por pedido de
Merkel tuvimos que hablar", contó una alta fuente oficial que participó
del almuerzo.
Estaba claro que la Argentina quería evitar el
espinoso tema de la deuda. Es que no sólo la canciller alemana apuntó ahí sino
que se concentró en intentar convencer a Cristina Kirchner sobre la revisión
del FMI.
"Sé que su gobierno cuando promete,
cumple", sedujo Merkel a la Presidenta. Y defendió el cambio que había
experimentado el organismo internacional de crédito tras la crisis financiera
mundial. Su posición, inamovible: el acuerdo debía contemplar al Fondo. Otra
vez la arrinconó, sutilmente, con una invitación: "El arreglo del Club de
París va a habilitar más inversiones alemanas en su país", fue la manera
en que Merkel incitó a Cristina Kirchner a avanzar en una negociación. Sin
demasiada escapatoria, la reacción de la Presidenta fue proponer el
relanzamiento de una comisión mixta para, por fin, sentarse a negociar.
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