jueves, 23 de diciembre de 2010

Una buena metanegociación para el pacto social


Llamo metanegociación a la conjunción de diversas variables que hacen a las reglas del juego con las cuales se va a negociar.

De acuerdo a la índole de la negociación en sí, el método a ser aplicado para resolver conflictos, la utilización del espacio, del tiempo, la información y otras variables clásicas pueden ser determinantes de un buen acuerdo.

La metanegociación es una negociación acerca de cómo se va a negociar; esto es constituye una negociación en sí misma.

Esto significa que en la metanegociación debe existir un acuerdo de los jugadores o participantes de la negociación, previo a la negociación propiamente dicha.

Un buen ejemplo de metanegociación es cerrar un acuerdo para que intervenga un mediador neutral, o un árbitro.

Respecto a lo que está sucediendo respecto del llamado “pacto social” y como se vapulea el concepto de metanegociación, véase el siguiente extracto publicado en Internet por Momento 24

Es fácil advertir a un Moyano agrandado, quien cuenta como “mediador” al propio gobierno en la figura de De Vido:

Ciudad de Buenos Aires, 22 de diciembre de 2010
En el día de hoy, distintos sindicatos se reunieron junto con al Unión Industrial Argentina para debatir el Pacto Social dictado por el Gobierno Nacional. Hugo Moyano, titular de la CGT, dijo que en las negociaciones “no habrá ni piso ni techo”.
En el encuentro participaron la UIA, la CGT, la Unión Obrera Metalúrgica, el gremio de los taxistas, el de Obras Sanitarias y la UPCN.
Al ingresar a la sede de la CGT, donde sucedió la reunión, Moyano dijo: “Sería una irresponsabilidad si yo diría 30 o 20% de aumento. Hemos demostrado que somos responsables en la discusión. Los precios no los marcan los trabajadores, cuando discutamos salarios los discutimos porque aumentaron los precios. No vamos a hablar de piso ni de techos. Cada gremio tendrá que discutirlo”.
Asimismo, Antonio Caló, titular de la UOM, dijo que “cuando hay bloqueos o desbordes sindicales es porque hay desbordes empresariales. Cuando hay protestas es porque hay falta de cumplimientos. Acá no hay pedidos que se salgan de los carriles normales”.
El secretario General del gremio metalúrgico agregó que “el problema es que hay mucho consumo y las empresas no están capacitadas para producir todo lo que se demanda. Eso es lo que hay que corregir en Argentina”, al referirse a la inflación.
“Nos vamos a poner de acuerdo hablando. Es agenda abierta, vamos a hablar de todo. Ojalá podamos llegar a un pacto social”, finalizó Caló.
Tras el fin de la reunión, Moyano dijo: “Antes de fin de año podemos tener alguna otra reunión. El objetivo está planteado, es llegar a un acuerdo. Hay que implementarlo para poner los temas que debemos tratar”. El representante del Gobierno Nacional sería Julio De Vido.
El líder camionero dijo que no se habló de porcentajes “porque todavía no empezamos a discutir”. “El alcance va a ser lo más amplio posible, pero todavía no va a haber una agenda. No podemos hablar de porcentajes porque todavía no empezamos a discutir. Eso es para después”, agregó.
¿Cómo creen que terminará esto? La respuesta no nos hará esperar mucho.
Los que seguimos esperando un verdadero Pacto Social somos los argentinos.

jueves, 18 de noviembre de 2010

La Negociación en el tejido social intermedio


Con tantos dislates y disparates con que nos sobresaltan a diario los funcionarios mediáticos en la Argentina, algunas palabras que designan realidades profundas e importantes para cualquier nación, van siendo relegadas al olvido de la mass media, y por ende, de la agenda de los consumidores de información.

Uno de estos conceptos es el de “tejido social intermedio”. Este puede definirse como el conjunto de relaciones, grupos, instituciones y organizaciones en cuyo espacio concreto se encuentra enmarcado y se desarrolla un individuo.

El tejido social consigue articular los servicios educativos, recreativos, culturales y de economía social de los centros, a las necesidades y demandas reales de las personas, pues se trata de un modelo de abajo arriba en el que los ciudadanos proponen y dan forma a sus propias iniciativas.

Estas iniciativas frecuentemente adoptan las formas societarias de Asociaciones, Fundaciones o Cooperativas, y las hay de todo tipo, pues las mismas se pueden focalizar en una realidad concreta, en una carencia o en una ventaja competitiva de la propia comunidad.

Una de las ventajas competitivas nacionales -no como erróneamente se piensa en el gobierno como propias- el famoso “viento de cola” que empuja y motoriza gran parte de la economía real, es el resurgimiento de la Argentina como productora de alimentos y por ende, exportadora de agua, proteínas, etc.

Si bien el gobierno tiene sus propios organismos, es en definitiva el tejido social intermedio el que se organiza efectivamente y fomenta sus actividades.

Quizás Usted, que me está leyendo, no conozca la existencia del INAI, que no es El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (I.N.A.I), creado por la Ley Nº 23.302, organismo gubernamental, sino la Fundación Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales.

Creado en 1999, uno de sus objetivos primordiales es “Fortalecer la capacidad negociadora argentina para mejorar su inserción internacional”.

Los invito a visitar su sitio, en el siguiente vínculo:


Si no puede visualizar el hiper-enlace, copie en su explorador:


¡Qué bueno es saber que el tejido social intermedio está vivo y no dependemos de los gobernantes de turno!
¡Sigamos construyendo la Argentina desde abajo hacia arriba!



sábado, 13 de noviembre de 2010

Un fracaso alentador

A pesar de los desacuerdos, al mundo le interesa que el G-20 siga existiendo

WEI GU

NEGOCIOS - 14-11-2010
Estados Unidos llegaba a Seúl esta semana pareciendo el malo de la película. Al poco tiempo, era una inflexible China la que se veía atacada. El G-20 no ha avanzado mucho en temas como los desequilibrios comerciales y las monedas mal alineadas, pero ese no es motivo para no volver a intentarlo. Ambas superpotencias, especialmente China, se benefician del incómodo escrutinio que se genera.

Sigue teniendo sentido que los 20 países más grandes se reúnan. El G-7 solía ponerse de acuerdo más a menudo, pero no incluía a las economías emergentes, que representan el 80% de la población mundial. El otro foro de debate multilateral importante, el Fondo Monetario Internacional (FMI), sigue sin contar con la confianza de algunos países asiáticos por su muy condicional apoyo tras la crisis de 1997.

Es verdad que los distanciamientos ideológicos no pueden superarse en 24 horas. Fijémonos en la política exterior: a Estados Unidos le gusta dar consejos a otros países. Pero China aborrece que se crea que se doblega ante los extranjeros. Los dirigentes chinos son ingenieros taciturnos que carecen de las dotes de persuasión necesarias para deslumbrar en el escenario mundial (a diferencia del presidente estadounidense, Barack Obama, un ex abogado experto en retórica).

Pero China sí que responde a las presiones del G-20, aunque sus políticos digan lo contrario. Dos días antes de la reunión de Seúl, permitía que el yuan se revalorizase más que en ningún otro momento desde 2005, dando su brazo a torcer ante la principal crítica hecha por otros países del G-20. De forma análoga, en junio ponía fin inesperadamente a su paridad cambiaria con el dólar, unos días antes de la cumbre del G-20 en Toronto. Pekín odia que le amenacen, pero no quiere quedarse aislado.

Donde puede que le vaya mejor al G-20 es en su función de campo de entrenamiento para China en su papel de superpotencia emergente. Hay mucho que aprender. Mientras que la Administración estadounidense mantuvo numerosas reuniones informativas en Seúl, China celebró una única conferencia de prensa más bien tensa. Y mientras los ayudantes de Obama elogiaban las conversaciones con los chinos calificándolas de esperanzadoras, el presidente Hu refunfuñaba por la falta de políticas responsables de los emisores de moneda de reserva.

Los escépticos sostienen que el G-20 es en realidad un G-2. Es posible, pero por ahora sigue siendo el único sitio donde los dos países que generan grandes desequilibrios deben reunirse en igualdad de condiciones con los países que sufren por culpa de ellos. Y aunque eso solamente sirva para exponer a las economías en auge a un debate abierto y a la diplomacia de las superpotencias, al mundo le interesa que la cumbre siga celebrándose. -