Los Fabricantes de Conflictos
Los negociadores profesionales
nos caracterizamos por resolver conflictos. Esta no es sólo una acción que
abarque un aspecto del quehacer humano, como por ejemplo el del mundo
corporativo, sino toda actividad dentro de una sociedad o una cultura, que
involucre decisiones y acciones.
En otros términos, negociar no es
solamente una función útil o lucrativa, sino que intrínsecamente ella es capaz
de agregar valor a una sociedad, haciéndola mejor.
Las comunidades que aprenden a
dialogar y a negociar saben que sus ciudadanos tienen derecho a pensar distinto
los unos de los otros, pero que partiendo de diversos puntos de vista se pueden
alcanzar acuerdos. Estos acuerdos –pequeños o grandes, no importa- a su vez, significan
un aporte a la paz comunitaria.
Es por eso que aquellos que, además
de negociar profesionalmente también enseñamos a negociar, sentimos que
trabajamos con un sentido profundo: trabajamos por la paz. Apostamos a la
convivencia, a la concordia. No a los palazos, a la muerte, a la discordia.
Sin embargo, en el mundo
globalizado, y especialmente entre nosotros, coexisten personas y grupos de
interés que favorecen la discordia, que crean o “fabrican” conflictos con
claros objetivos no precisamente altruistas.
Entre aquellos que fabrican
conflictos, se pueden distinguir al menos tres categorías.
La primera es aquella a la que
pertenecen personas o grupos que naturalmente producen conflictos por algunas
de estas razones:
·
Crónicamente, sufren de una falta de capacidad de
pensar de modo positivo acerca del tema en disputa y de los otros en la misma;
·
Siempre buscan culpables externos, antes de aceptar
la responsabilidad propia o compartida en generar el conflicto;
·
Adolecen de una visión distorsionada, de tipo
túnel, lo que lleva a considerar sólo opciones restringidas por prejuicios;
·
Evalúan erróneamente las motivaciones atribuidas
para la acción de los otros, siempre negativamente.
Podría decirse de ellos que son
conflictivos “naturales”, en el sentido que gran parte de la humanidad se
comporta frecuentemente de esta manera en forma espontánea, y sin una
motivación ulterior para que aparezca el conflicto. Ellos ven al conflicto como
un mal que desearían evitar, pero que acaece porque “los otros” no ven la realidad.
Para ellos, son los demás los culpables y responsables de que se genere la
discordia.
Por cierto, es oportuno aquí,
entre las innúmeras definiciones acerca del conflicto, agregar una acertadamente
completa, que es la que se reproduce a continuación:
“Una situación de corto o largo
plazo generada entre personas que son interdependientes para el trabajo o la
coexistencia, donde una o ambos sienten frustración de sus necesidades,
experimentan enojo, se culpan recíprocamente y desarrollan conductas que causan
daños físicos, psíquicos o ambientales recíprocos”[i]
Como se verá, los negociadores
deberíamos tratar solamente con este primer grupo de conflictivos naturales, y
ya con esto tener suficiente trabajo para el resto de nuestras vidas
profesionalmente útiles.
Sin embargo, existen dos grupos
más, que literalmente se ocupan de “fabricar” conflictos por el conflicto
mismo, lógicamente para obtener fines ulteriores.
El primero de la segunda
categoría, es el de los llamados “ideólogos”: herederos de la evolución de la praxis
y la lógica marxista, desde Antonio Gramsci[ii] hacia adelante, sus conceptos de lucha, hegemonía, estructura y
superestructura son superadores del marxismo clásico.
Ellos buscan producir conflictos
con fines políticos definidos. En Europa, el añoso conflicto en Irlanda tanto
como en el país Vasco son ejemplos exitosos de operaciones mantenidas en el
tiempo, que conllevan una logística que va desde la preparación de los líderes
hasta la provisión de armamentos y
explosivos.
Básicamente, la fabricación del
conflicto necesita como punto de partida una situación previa, un reclamo
étnico o histórico, una división religiosa o cualquier otro motivo que sirva
para partir a una sociedad en dos, hasta lo más profundo. Cualquier situación
previa potencialmente poderosa para generar el conflicto y desarrollarlo es
aceptable. Las mejores (como en Irlanda) mezclan varias razones: dominación
política por parte de los ingleses con una división religiosa en cada bando.
Estos Fabricantes de Conflictos no
han sido siempre exitosos en sus intentos: baste ver el fracaso estrepitoso de
reproducir la situación vasca en la Bretaña francesa, o en la Provenza.
Quizás lo más cínico del
Fabricante de Conflictos es que básicamente no le interesa por qué se pelea la
gente, sino lograr que lo hagan, aún en nombre de la religión. Cual mercaderes
de armas, a quienes lo único que les interesa al fomentar una revolución es
cuánto van a vender, a estos Fabricantes de Conflictos les interesa derribar
estructuras y hegemonías, para poder luego imponer las propias.
Es por eso que da mucha pena que al grito de
¡askatasuna! (Libertad en idioma euskera), en realidad se esté intentando
imponer una nueva hegemonía de tipo marxista, totalmente ajena a las raíces y
sentir del pueblo en Euskal Herría[iii].
Los Fabricantes de Conflictos también
operan en toda América Latina, por supuesto. El surgimiento de los llamados
Movimientos de los “Sin Tierra”, así como el de los “Pueblos Originarios”, las
asociaciones de reivindicación de gays y lesbianas, no son más que algunas
muestras de esta estrategia. A veces, los conflictos llevan a la violencia
directa; otras, a la transformación de las estructuras vía jurídica,
manifestaciones pseudo pacíficas, agendas en medios de comunicación masiva. En
fin, todo vale.
En la Argentina, los Fabricantes
de Conflictos están muy activos, dado
que muchas veces, encaramados en puestos de la administración, cuentan con los
medios del Estado para favorecer sus propósitos.
Un caso interesante en curso es
el de la llamada “cuestión mapuche”[iv]. Estos se encuentran favorecidos hasta por Bancos de Fomento y –según
fuentes chilenas- son poseedores de armamento en forma ilegal[v], poseen más de 10.000 hectáreas en territorio argentino y han tomado
estancias e iglesias, mientras que otros compatriotas aborígenes mueren
literalmente de hambre en el norte argentino.
No es el propósito de esta nota
abordar en profundidad la realidad ni los problemas de los aborígenes, basta
simplemente aquí con explicitar lo paradójico que resulta ver a un supuesto
perteneciente a una etnia “originaria”[vi] reivindicar su propia cultura en términos de pensamiento y categorías
europeos, como son los mencionados precedentemente como neo marxistas.
El segundo grupo de los
Fabricantes de Conflictos activos en la Argentina operan en forma similar a los
descriptos precedentemente: modus operandi, logística, formación de líderes,
pero se distinguen de aquellos otros en cuanto a su objetivo final.
Mientras que los Fabricantes de
Conflictos “ideólogos” tienen su motivación fundamental en implantar un nuevo
orden hegemónico en el cual los intelectuales –según Gramsci- jugarían un papel
fundamental, estos otros, a quienes podríamos llamar “crematísticos”[vii],
utilizan los mismos métodos, estrategias y operaciones tácticas para hacerse
del Poder, que fatalmente deviene en acumulación de riquezas, la cual
incrementa aún más su poder, en el comienzo de un círculo ciertamente vicioso del
cual no se puede prever de qué forma ni cuándo finaliza.
Resulta especialmente aborrecible
y desagradable para un trabajador por la paz, esta última categoría. También lo
debería ser para el ciudadano común, que alertado sobre esta operatoria debería
oponerse con todas sus fuerzas y medios a su alcance: opinar privada y
públicamente al respecto, ejercer su derecho en los medios de comunicación
masiva, manifestarse, comunicarse con sus representantes, es decir con el Poder
Legislativo, peticionar, iniciar acciones judiciales en los casos que
corresponda, y sobre todo ejercer su derecho al voto con la mayor conciencia y
sabiduría.
Esteban Echeverría escribió en
1837:
“Nosotros nos
perdimos, porque gritamos libertad, libertad y no fuimos hermanos: la desunión
inutilizó todos nuestros sacrificios.
Los egoístas ambiciosos la atizaron para recoger el fruto de nuestro sudor, y la patria agoniza en sus impuras manos.
Los esclavos, o los hombres sometidos al poder absoluto, no tienen patria; porque la patria no se vincula en la tierra natal, sino en el libre ejercicio y pleno goce de los derechos de ciudadanos.
Vosotros no tenéis patria; sólo el ciudadano tiene patria: la ley se la da, y la tiranía se la quita”.
Los egoístas ambiciosos la atizaron para recoger el fruto de nuestro sudor, y la patria agoniza en sus impuras manos.
Los esclavos, o los hombres sometidos al poder absoluto, no tienen patria; porque la patria no se vincula en la tierra natal, sino en el libre ejercicio y pleno goce de los derechos de ciudadanos.
Vosotros no tenéis patria; sólo el ciudadano tiene patria: la ley se la da, y la tiranía se la quita”.
[i]
Nora Femenia, Ph.D, en Una
Teoría posmoderna de los conflictos sociales (en línea) disponible en: http://www.mediate.com/articles/teoria_postmoderna.cfm
[ii]
Nació en Cerdeña el 22 de enero de 1891 y falleció en Roma, el 27 de abril de 1937.
Fue un político, pedagogo, filósofo y teórico marxista italiano. Curiosamente
el fundador del Partido Comunista italiano, antes de morir volvió a la fe de su
infancia y falleció habiendo tomado los sacramentos de la Santa Religión.
[iii]
Según la Sociedad de Estudios Vascos: “un
espacio o región cultural europea, situado a ambos lados de los Pirineos y que
comprende territorios de los estados español y francés”
[iv]
Al respecto, veáse la reveladora nota de Hanglin, Rolando Ahora sí, la
solución mapuche (en línea) disponible en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1194886
[v]
Periódico “El Mercurio” de Chile, 29 de agosto de 2009. Disponible en: http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={f2e81f77-d3f8-4ffa-8848-df7a58c0c885}
[vi]
Según la teoría más conocida y aceptada sobre la llegada del hombre a América,
los indígenas americanos descienden de grupos de cazadores recolectores de
origen asiático que migraron a América por el Estrecho de Bering durante la
última glaciación Würm. El paleontólogo argentino Florentino Ameghino formuló
la teoría de que el hombre era originario de América, pero esta fue refutada en
1910 por el estadounidense de origen checo Ales Hrdlicka durante un Congreso en
la Ciudad de Buenos Aires. (N. del A.)
[vii]
Diccionario de la Real Academia Española: “Interés pecuniario
de un negocio”.
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