En su momento publiqué los 7 pecados capitales del negociador argentino, que para mí son los siguientes:
- Improvisación: “se tiende a creer que todo se puede atar con alambre”
- Guiar sus decisiones por las vías emocionales e intuitivas del proceso, en vez de buscar la racionalidad por el análisis, utilizando el criterio del costo beneficio a mediano plazo.
- No comprender que la negociación es un hábito que se puede aprender y perfeccionar con la ayuda de un profesional.
- Desentenderse del acuerdo y de su cumplimiento posterior una vez estrechada la mano.
- Otorgar el mismo nivel de credibilidad a todas sus fuentes de información.
- Enviar una sola persona a negociar, cuando lo ideal es formar un equipo con funciones específicas, sin improvisar.
- Pensar que la otra parte no toma en cuenta ninguno de los puntos anteriores, y que por el contrario, por el solo hecho de ser argentino, uno está a la altura de los mejores negociadores del mundo.
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