La
contribución de Edward T. Hall
Cada
cultura tiene unos valores que la hacen diferente a las otras, tanto
a nivel verbal como no verbal. La cultura determina los aspectos a
los cuales hay que prestar atención y cuales hay que ignorar, es
decir, nuestro patrón perceptivo y comportamental pasa a través de
la cultura, aunque también haya diferencias intraculturales.
Hall (1914-2009)
respetado antropólogo e investigador cultural, fue el primero en
identificar el concepto de proxémica,
o espacios interpersonales.
- En su libro, The Hidden Dimension, (1966) describe las dimensiones subjetivas que rodean a alguien y las distancias físicas que uno trata de mantener con otras personas de acuerdo a reglas culturales muy sutiles.
- En The Silent Language (1959), Hall desarrollo el término de policronía, para describir la habilidad de atender múltiples eventos simultáneamente, en contraposición a los individuos y culturas "monicronos" que tienden a manejar eventos secuencialmente.
- En "Beyond Culture" (1976), Hall desarrolló su modelo contextual para explicar cómo afecta el contexto, la administración del tiempo y el espacio en la comunicación intercultural, es decir, la comunicación entre culturas. El Modelo contextual de Edward T. Hall pretende explicar cómo nuestra cultura actúa de filtro para seleccionar a que debemos o no debemos prestar atención.
En
el modelo contextual, se tiene en cuenta la contextualización de la
comunicación: dado que el ser humano se encuentre ante multitud de
estímulos perceptivos a los cuales es imposible prestar atención en
su totalidad, la cultura
actúa como pantalla que selecciona a qué estímulos prestar
atención y cómo interpretarlos.
Edward Hall, en
función del contexto, define dos tipos de culturas: Culturas de
contexto alto (CCA) y culturas de contexto bajo (CCB). Con
este continuum se diferencia entre aquellas culturas en que la mayor
parte de la información está en el contexto físico o interiorizado
de la persona, y aquellas culturas en las que la información está
explícita en el mensaje. Entender el concepto de cultura alto o bajo
es una primera aproximación para enfocar nuestras negociaciones y
comunicaciones internacionales.
Las
culturas de contexto alto (o de high context) se caracterizan
por la presencia de elementos contextuales que ayudan a la gente a
entender las reglas. Las palabras pierden importancia en beneficio
del contexto. En estas culturas se usan menos los documentos legales,
la palabra es determinante, y esto hace que las negociaciones sean
mucho más lentas. La posición social (status) es determinante, al
igual que el conocimiento sobre ésta. Japón, gran parte de Asia,
África, países árabes, y en general Hispanoamérica, son ejemplos
de estas culturas. En estos países pues, las negociaciones son mucho
más lentas dado que antes de acordar nada es preciso establecer una
relación personal que asegure una confianza entre las partes. Así,
las culturas de high context (CCA) desarrollan muy poco contenido
verbal explícito, dando siempre más relevancia a los aspectos no
verbales de la comunicación, así como a la subjetivación de ésta.
Los estilos utilizados en la comunicación son más directos, se
promueve la cooperación y participación fomentando la armonía del
grupo. En este ámbito suelen tenerse en cuenta los sentimientos y la
intuición, así como la lealtad, la confianza y el respeto para con
el grupo. Cabe añadir que esto puede ser confuso para aquellas
personas que no entienden las normas “no escritas” de la cultura.
Contrariamente,
las culturas de contexto bajo (o de low context) tienen como
característica principal que basan la comunicación en el lenguaje
verbal, dando gran importancia a la lógica y el razonamiento verbal
de cada miembro. De esta forma se favorece una separación entre el
tema y la persona. Suele utilizarse el estilo de comunicación
directo; preguntando directamente y eludiendo así ambigüedades. En
cuanto a la negociación entre los miembros, se gestiona de manera
lineal lógica y siempre de manera posterior a un análisis. Así, en
las culturas de low context (CCB) pocas normas se toman como sabidas,
lo que significa que es una cultura que precisa de más explicaciones
y que, por lo tanto, genera menos posibilidad de malentendidos. En
este tipo de culturas las palabras transmiten la mayor parte de la
información. Los documentos legales se consideran indispensables y
los detalles en los negocios se analizan rápidamente. Europa
(principalmente en los países anglosajones) y los Estados Unidos son
ejemplos de este tipo de cultura en que no predominan los factores
contextuales en la comunicación.
En este modelos,
Hall realiza una clara diferenciación sobre cómo las culturas
gestionan y usan el tiempo. Es este sentido, vuelve a presentar un
continuum en que que incluye dos tipos de tiempo: el tiempo
monocromático (M-Time) y el tiempo policromático
(P-Time).
En el primer caso,
el tiempo monocromatico, la utilización del tiempo se traduce en
hacer una sola cosa en el momento preciso. Esto significa organizar
el tiempo en pequeños segmentos para poder realizar las actividades
una tras otra en riguroso orden. Para este fin es preciso un buen
planeamiento de los objetivos y el compromiso y la puntualidad se
vuelven ineludibles convirtiéndose en una norma de conducta.
En las culturas
llamadas policromáticas, por otra parte, la interacción humana es
valorada por sobre del tiempo y de las cosas materiales, dejando en
un segundo término el trabajo en si para cuidar las relaciones
personales. Su preocupación sobre las “cosas hechas” queda
delegada por el ocuparse de las cosas en el momento requerido. En
este sentido la puntualidad y el compromiso pierden importancia en
beneficio del respeto por las cosas “bien hechas” y acabadas.
Esto se traduce en una constante interrupción del trabajo,
flexibilidad en el planeamiento de las actividades y la concepción
del compromiso como algo a alcanzar sólo si se puede. Mientras que
las culturas monocromáticas tienden a ser de bajo contexto, las
culturas policromáticas se rigen por un alto contexto.
Con esto, es fácil
entrever como la interpretación que conlleva ciertas conductas
relacionadas con el tiempo pueden ocasionar graves conflictos entre
personas que provengan de referentes culturales diversos en cuanto al
tiempo (por ejemplo, llegar diez minutos después de la hora acordada
puede ser percibido como un simple retraso o como una falta de
respeto o, incluso, de educación; en función de la cultura a la que
se pertenezca).
Después de la
división de contexto y de tiempo Hall, en su teoría, también tiene
en cuenta el espacio: por una parte habla de personas que necesitan
espacio en todas sus áreas ( personas que precisan mantener su
espacio vital respecto a los otros para sentirse cómodos en
compañía) o quien necesita marcar su territorio y se preocupa por
defender su propiedad, aunque eso signifique intentar obtener las
áreas que cree suyas mediante disputas de límites, extendiéndose
éstas a las preocupaciones generadas por la propiedad física y
material.
Éstas personas son las que Hall llama “de high
territoriality” (alta territoriedad) y suelen encontrarse en
culturas de bajo contexto. En el otro extremo del continuum espacio
se encuentran aquellas personas que aspiran a una menor propiedad y
eso les lleva a dar menos importancia a las disputas por los límites
de espacio (suelen compartir sus propiedades); son las llamadas por
Hall “de low territoriality” (baja territoriedad). Con frecuencia
la gente con baja territoriedad tiende a dar una menor importancia
también al contexto (forman parte de las culturas de bajo contexto).
Este
artículo fue redactado como un extracto de lecturas de Hall y
diferentes wikis, la mayoría de los cuales puedn ser visitados
mediante su correspondiente hipervínculo.
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