A
menudo, los conceptos de inteligencia de la información, y sus
especialidades, inteligencia estratégica e inteligencia empresarial
no son bien comprendidos por el público en general, y tampoco por
los potenciales usuarios de los productos de las mismas.
Menos
aún es percibido el fuerte nexo existente entre la inteligencia y la
negociación, dos transdisciplinas que participan a la vez de la
naturaleza artística y científica que las define.
La
situación global del entorno competitivo, las nuevas tecnologías y
la gran cantidad de información disponible obligan a los decisores
en las empresas y en los organismos públicos a gestionar los
recursos de información de manera más rápida, estratégica y
efectiva.
Esta
situación ha dado pie a una nueva actividad en la empresa que
requiere una profesionalización específica: el experto en el empleo
de información para evaluar el entorno, los competidores, y la
evolución tecnológica y de mercados relevante para la organización.
Estos
hechos, unidos a la necesidad perentoria de aplicar una metodología
sistemática y profesional en la resolución de conflictos, ha dado
por resultado una estrecha relación, casi una simbiosis entre los
equipos negociadores y los equipos de respaldo de los mismos, en este
caso referidos a la “comunidad” de la inteligencia.
Quizás
sea pertinente en este punto, antes de continuar describiendo las
relaciones entre las dos actividades, revisar algunas definiciones
acerca de la inteligencia:
Inteligencia:
Información útil y oportuna y veraz sobre alguna situación
específica. Normalmente, es producto de un proceso que comprende la
recolección, evaluación, análisis, integración e interpretación
de informaciones varias. Este proceso se denomina "ciclo de
Inteligencia"
La
inteligencia es una función primaria del Mando, cuyo propósito es
proveer información útil, seguridad y apoyos no convencionales para
contribuir a que se adopte y ejecute la mejor decisión, y para
otorgar libertad de acción, disminuyendo los riesgos implícitos en
las acciones que pueda desarrollar el adversario.
La
Inteligencia constituye un proceso en sí misma, entendiendo como tal
a la actividad que brinda información procesada, útil y oportuna,
sobre alguna situación específica y que contribuye a optimizar, a
su vez, el proceso de toma de decisiones.
Sea
cual fuera la definición de Inteligencia que se tome en cuenta, y
los criterios de clasificación que se seleccionen para efectuar su
tipología, existe un conjunto de criterios básicos que no deben ser
soslayados.
En
primer lugar, siendo que la Inteligencia no existe por sí misma,
sino en función de su utilidad dentro de los procesos de toma de
decisiones, su producto debe ser políticamente relevante para el
decisor.
Y
debe serlo en un doble sentido: por un lado, en relación al tema;
por otro, en relación al contenido.
En
segundo término, el producto de Inteligencia debe reflejar
neutralidad axiológica, buscando el mayor nivel posible de
objetividad, a través de abordajes metodológicos rigurosos basados
en datos fácticos, con independencia del efecto que esta postura
tenga en su consumidor.
La
inteligencia empresarial se puede definir como el conjunto de las
acciones de búsqueda, de tratamiento, de difusión y de protección
de las informaciones útiles a los diferentes actores económicos.
Estos actores son concebidos como un sistema global dedicado a
inspirar la estrategia de la gerencia general de la empresa, tal como
para informar en forma continua e inervar sus diferentes niveles de
ejecución a fin de crear una gestión ofensiva y colectiva de la
información, la cual se convierte en su principal riqueza.
La
inteligencia estratégica permite a la empresa un mejor conocimiento
y una mejora en la comprensión de su entorno. En un sentido más
amplio, IE permite buscar un control del entorno para evitar de ser
víctima de unos cambios brutales e inesperados.
La
Inteligencia estratégica puede definirse como aquella inteligencia
que contribuye a optimizar la planificación y conducción de las
operaciones, en los más altos escalones de la organización,
principalmente respecto a su participación en una situación de
conflicto externo. Su énfasis se orienta a determinar las
capacidades y vulnerabilidades generales y particulares de un enemigo
potencial.
Inteligencia
y Negociación
Como
queda dicho más arriba, la inteligencia no existe por sí misma,
sino en función de un proceso de toma de decisiones que le de
sentido y funcionalidad.
Una
de los abordajes posibles de la negociación lo constituye
precisamente la Teoría de la Decisión. El negociador constantemente
toma decisiones durante el proceso de Resolución de Conflictos,
apoyado en un flujo de información que le permite hacer coherente
este proceso, y asimismo le permite ejercer mayor o menor poder
dentro del conflicto.
En
varias publicaciones he resaltado el hecho de que la profesionalidad
de un negociador se mide por sobre todo por su capacidad de
planificar, anticipar y administrar el Conflicto.
Es
por ello que las negociaciones más serias y profesionales llevan un
sello distintivo: la dedicación y la importancia que se le otorga al
momento previo , en el cual se tratará de indagar acerca de los
intereses propios y ajenos, las extralternativas , estrategias,
operaciones tácticas y en general la construcción de un marco de
referencia, que incluya antecedentes de tratos anteriores, equipos
negociadores, perfiles de las personas intervinientes, etc.
Es
allí donde, de acuerdo al valor puesto en juego en el Conflicto,
aparece la conveniencia de contar con un equipo de respaldo del
equipo negociador.
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