La
Década perdida de la Negociación en la Argentina
Luego de diversos interinatos
producto de las crisis anteriores, la era Kirchner
ha significado para
nuestro país una anulación del valor de la negociación como
instrumento de progreso social y desarrollo de los pueblos.
En
la perspectiva social, se ha ido perfilando la inutilidad de negociar
con un gobierno que impúdicamente -en términos evidentemente no
republicanos- ha dicho: vamos por todo.
No
es el objetivo de estas líneas trazar un panorama del retroceso
argentino frente a otros países, antaño muy a la saga del nuestro.
Para ello me remito al excelente artículo de Fernando Iglesias
llamado El
Apocalipsis frío
Tampoco es el de asignar
responsabilidades, pues al ejemplo del autoritarismo del gobierno,
toda la sociedad dejó de percibir a la negociación como un valioso
y rico instrumento, propio de naciones desarrolladas, aquellas con un
tejido social intermedio capaz del diálogo franco, y una resolución
alternativa de disputas que no sea sustituida fatalmente por la
violencia (sea esta física, moral o de cualquier otra índole) o el
premeditado, frío y sádico juego de tapar un conflicto con otro,
las más de las veces mayor que el anterior.
Ante este panorama, y como hongos
venenosos plantados por la misma ideología surgieron:
La valorización de la creación
de la realidad por el discurso.
Ya
en un post anterior (agosto de 2011) alerté sobre este fenómeno,
que anula toda posibilidad de referencia a una realidad pasible de
ser estudiada en forma racional, y de dar paso a una lógica sólida
y constructiva. A contrario sensu, el
conocimiento es para esta teoría, en cada circunstancia, una
actividad autorreferencial. Esto implica que, el conocimiento refleja
las estructuras del propio organismo que está conociendo, antes que
la estructura de la realidad externa o en sí misma.
Diferentes
teorías; como el constructivismo radical, la sinergética, la
autopoiesis,
la auto referencialidad -todas las cuales trabajan con la noción de
auto organización-
apoyan
esta hipótesis. De estas teorías se infiere, precisamente, que
es en el dominio de las explicaciones, en el que surgen
los
conflictos acerca de las consideraciones sobre la realidad y la verdad, o mejor
dicho, sobre las realidades y las pretendidas verdades. Las explicaciones se mantienen en el contexto de la praxis de vivir del observador y se constituyen también en definiciones, que nada más son reflexiones del observador formuladas a través del lenguaje, ya que los seres humanos acontecemos en el
lenguaje. En este sentido, como señala Humberto Maturana, la realidad no es una experiencia, sino un argumento dentro de la explicación (Maturana, 1996).
De lo que se desprende que: las diferentes realidades vividas por cada uno de los observadores dependen de la línea explicativa -la expresión de la coherencia operacional humana dentro del lenguaje- que adoptemos.
conflictos acerca de las consideraciones sobre la realidad y la verdad, o mejor
dicho, sobre las realidades y las pretendidas verdades. Las explicaciones se mantienen en el contexto de la praxis de vivir del observador y se constituyen también en definiciones, que nada más son reflexiones del observador formuladas a través del lenguaje, ya que los seres humanos acontecemos en el
lenguaje. En este sentido, como señala Humberto Maturana, la realidad no es una experiencia, sino un argumento dentro de la explicación (Maturana, 1996).
De lo que se desprende que: las diferentes realidades vividas por cada uno de los observadores dependen de la línea explicativa -la expresión de la coherencia operacional humana dentro del lenguaje- que adoptemos.
Esta teoría, además de ser falsa
desde el inicio -pues comienza, en forma paradójica, con un juicio
universal y válido para todas las personas- torna imposible ponerse
de acuerdo entre partes ante una diferencia, por medio de la
negociación.
En efecto, ¿qué realidad o
criterio objetivo podré utilizar si la realidad objetiva no existe?
Otro hongo venenoso para la
sociedad fue implantado:
- El lenguaje es generativo
El lenguaje no sólo nos permite
hablar "sobre" las cosas: hace que ellas sucedan. Por lo
tanto, el lenguaje es acción, es generativo: crea realidades. El
filósofo norteamericano John Searle sostuvo que, sin importar el
idioma que hablemos, siempre ejecutamos el mismo número restringido
de actos lingüísticos: los seres humanos, al hablar, hacemos
declaraciones, afirmaciones, promesas, pedidos, ofertas. Estas
acciones son universales. No sólo actuamos de acuerdo con cómo
somos, también somos según actuamos. La acción genera ser. Uno
deviene de acuerdo con lo que hace.
Al decir lo que decimos, al decirlo
de un modo y no de otro, o no diciendo cosa alguna, abrimos o
cerramos posibilidades para nosotros mismos y, muchas veces, para
otros. Cuando hablamos modelamos el futuro. A partir de lo que
dijimos o se nos dijo, a partir de lo que callamos, a partir de lo
que escuchamos o no escuchamos de otros, nuestra realidad futura se
moldea en un sentido o en otro. Pero además de intervenir en la
creación de futuro, los seres humanos modelamos nuestra identidad y
la del mundo que vivimos a través del lenguaje.
Estamos
al borde de la justificación de la mentira más atroz: aquella dicha
en nombre de la ciencia.
Por
otra parte, nos encontramos transitando el estrecho sendero de la
soberbia humana: ¿porqué no hacer de mi idea del mundo -del modelo-
el paradigma que todos deben aceptar? La tentación totalitaria se
halla muy cercana y en modo superlativo.
Quizás
por ello, el más conocido (y perverso) accionar de la era Kirchner
está relacionado con:
El
Establecimiento de una agenda para el público:
La
teoría
del establecimiento periodístico de temas de discusión,
también conocido por el anglicismo: teoría
de la agenda-setting,
postula que los medios de comunicación de masas tienen una gran
influencia sobre el público al determinar qué historias poseen
interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da.
El
punto central de esta teoría es la capacidad de los mass-media
para graduar la importancia de la información que se va a difundir,
dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor
impacto y una determinada conciencia sobre la noticia.
Del mismo
modo, deciden qué temas excluir de la agenda. Más claramente, la
teoría del "establecimiento de la agenda" dice que la
agenda mediática, conformada por las noticias que difunden los
medios informativos cotidianamente y a las que confieren mayor o
menor relevancia, influye en la agenda del público.
Esta teoría,
estudia el impacto de la prensa (impresa, electrónica) y la
información que ésta maneja en el público, además del análisis
de las audiencias. Su principal preocupación es analizar cómo la
información de los medios masivos (agenda) influye en la opinión
pública, y las imágenes que albergamos en nuestras mentes como
espectadores o lectores de esas noticias.
Para la agenda setting la
prensa es mucho más que un simple proveedor de información y
opinión, lo que ocurre en el estado, en el país y en el mundo aparece
diferente para distintas personas, no sólo por su ideología e
intereses individuales, sino también por el mapa informativo que
trazan los reporteros, editores y articulistas de los medios a través
de los cuales se informan.
De
allí la obsesión del “modelo” de acaparar medios y la épica en
la “conquista” de la oposición de los conglomerados que no
cooperan.
Allí
vale todo: desde Secretarios de Estado con guantes de box hasta
pseudo intervenciones apoyadas por fuerzas de seguridad.
Los
sustitutos de la negociación
En esta década perdida tanto para
la práctica como para el estudio de la negociación, y ante tal
panorama, esta ha sido mediocremente sustituida por otras
metodologías, algunas de los cuales ya han sido mencionadas.
Tal es la intimidación constante,
la generación de nuevos conflictos, los escraches, la violencia, el
falso discurso, la política de la zanahoria y el garrote.
Ya en el ámbito de lo privado,
también han surgido como alternativas de sustitución de la
negociación, otras ideas susceptibles de ser “vendidas” con
éxito a las corporaciones, en formato de cursos de capacitación,
talleres, grupos de reflexión.
Me refiero a las nuevas técnicas de
liderazgo y de superación personal basadas en el descubrimiento de
“personas tóxicas” , la meditación y respiración de Ravi
Shankar, el “coaching ontológico” y tantas otras que pululan en
las estanterías de la sección de negocios de las librerías, así
como en la oferta innumerable, barata e inservible de capacitación
que pretende ocupar el lugar de la Negociación en estos tiempos
oscuros.
Todo lo Oculto
saldrá a la luz
“¡Ay de los que a lo
malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y
de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por
amargo!” (ISAÍAS 5:20.)
Estamos ya avizorando
las primicias del fin de esta era de arbitrariedades cada vez más
evidentes.
Aunque se tome su
tiempo, la naturaleza de las cosas se impondrá siempre a cualquier
discurso, declaración o medida arbitraria.
La era Kirchner llegará
a su fin, con seguridad, lamentablemente y con mayor dolor para todos
los argentinos, que los ya sufridos en otros desatinados y corruptos
proyectos políticos que forman parte de nuestra historia.
En este “Apocalipsis
frío”, los conflictos tenderán a aumentar, y llegará un momento
en que la dinámica del poder no podrá ser ejercida como hasta ahora
para suprimirlos por decreto, ni darán resultado argucias antes
imbatibles.
Diría que vivimos un
tiempo en el que, silenciosamente, comienzan a resurgir viejos
conflictos y donde aparecerán otros nuevos, no pasibles de ser
solucionados precisamente idealizando si el discurso crea realidades.
Se aproxima nuevamente
la hora de la negociación, y quiera Dios que sea sin previa y excesiva
violencia.
Se aproxima la hora en
que los argentinos deberemos aprender de una buena vez que “sólo
los pueblos educados son libres” (Onésimo Leguizamón) y que parte
de una educación basada en valores comienza con el respeto al otro,
en la posibilidad de dialogar a pesar de las diferencias, y de
intercambiar prestaciones para la satisfacción de intereses
legítimos de cada sector de la sociedad.
Se aproxima la hora de
recuperar el tiempo perdido: para la Argentina toda y también para
nuestra disciplina, la negociación.
La negociación es en
realidad una transdisciplina; el negociador un interlocutor de
culturas.
Esto supone
conocimientos integrados, práctica, mucha práctica, manejar
diversos códigos, pero por sobre todo algo que pueda ser utilizado
como punto de partida por cada negociador: el conocimiento de la
propia identidad como persona y como argentino.
Febrero de 2013